11.9.10

Bicentenario de cartón piedra

Veo, escucho, leo las noticias y antes de estar en plenas fiestas patrias vuelvo a detestar ese país. No digo el mío, sino ese país que muestran, con personas histéricas, con ataques de consumismo, muy felices porque el país, se supone, cumple 200 años. Aún no entiendo bien que están celebrando. Si hay un partido de fútbol, y Chile gana, lo comprendo perfectamente: se ganó. Si rescatan a los mineros, aún con show mediático, entiendo la alegría: se logró el objetivo, se le dio más vida a los enterrados vivos. Aplaudo.

Pero ¿qué ganamos con 200 años de República? Dígame usted ¿qué ha ganado gracias a esta tradición de país? Una tradición republicana racista, violenta, elitista, machista, cruel y que se echó al bolsillo al 80% del país. Una tradición que no existe en Chile S.A.No siento esa alegría de ser chilena, es como la fe, probablemente, no me ha tocado esa gracia. Y no comprendo esa afición por la bandera plástica, el asado compulsivo, tomar hasta quedar como calzado, y esa alegría... tanta alegría... requetecontratanta alegría que se me hace vacía. Que parece tapar el vacío enorme que nos deja la huelga de hambre mapuche, los 33 enterrados vivos por la codicia, el maltrato a nuestra infancia, los cisarros que siguen haciéndose, una juventud cada vez más fascista, una clase alta ignorante y decadente.

Esperaré a que me toque la gracia del patriotismo. Quizás el problema es que en Santiago, en la parte real de Santiago, entre la basura de sus calles y la pobreza y la marginación, el espíritu santo del amor a la patria, es una paloma que no me tocará.




P.D. La última entrada de este blog, es de hace casi 5 años. Pero eso no es mayormente importante. Mucha agua ha pasado bajo el puente: facebook, twitter, cambio de ciudad, en fin, cosas personales que a nadie debieran importar.