24.9.05
Canción de miércoles por la noche y mareados
Rara...como encendida, te hallé bebiendo, linda y fatal... bebías, y en el fragor del champán loca reias, por no llorar...
Pena ...me dio encontrarte pues al mirarte yo vi brillar tus ojos con un eléctrico ardor... tus bellos ojos que tanto adore...
Esta noche amiga mía el alcohol nos ha embriagado... que me importa que se rían y nos llamen "los mareados"
Cada cual tiene sus penas y nosotros las tenemos, esta noche beberemos porque ya no volveremos a vernos más...
Hoy ... vas a entrar en mi pasado, en el pasado de mi vida... tres cosas lleva mi alma herida: amor... pesar... dolor...
Hoy vas a entrar en mi pasado, y hoy nuevas sendas tomaremos
Que grande ha sido nuestro amor y sin embargo... ay... mira lo que quedó...!
(Canción escuchada una noche de miércoles en algún local del Barrio Bellavista... canción que me hizo ser feliz un momento.)
13.9.05
Reflexiones para un dieciocho
A mí me gusta el dieciocho, me encanta el dieciocho. La oportunidad de tomarse unos días, de visitar a la familia y claro, de pasarlo bien, con excesos y un sospechoso olor a "chilenidad" recuperada de pronto. Es un fantástico panorama.
No me interesa mucho el motivo de fondo de las fiestas patrias.
Los noticieros y los diarios de llenan de absurdos artículos acerca de cómo celebrar el dieciocho, acerca de las precauciones, de no comprar carne "ilegal", como si los pobres animales que murieron a manos del matarife, fueran inmigrantes vacunos... aquí en el sur se comen animales faenados en el campo y no pasa nada.
También nos recomiendan que aprendamos a beber ¿?
Ver a medio país borracho no es tan extraño ni chocante, según yo lo veo. Siempre es así, sólo que esta vez todos nos ponemos de acuerdo para tomar en conjunto y dar un lamentable espectáculo en conjunto. Chile es un país alcohólico y precisamente en los días que más se toma, el gobierno comienza las campañas para aprender a beber. Curioso. Como si a un comedor compulsivo se le pida comenzar a hacer dieta después de un ayuno de dos días, justo cuando en la casa de al lado están haciendo un asadito.
Inexplicable este afán de educarnos en las fechas en que la educación es lo primero que se pierde. Curioso y creo que antipedagógico.
A pesar de todo estoy feliz.
Estoy feliz por ir a mi Santiasco, como le dicen mis amigos de provincia... No me importa, voy a estar en un taco y no me importa. Me van a dar codazos, quizás me cartereen en el Bío Bío, quizás manejando el auto de mi padre, me caiga en un "evento" y sonreiré dando gracias a Dios de estar en mi nunca bien ponderada capital.
Sí, lo pasaré bien este dieciocho y mientras tantos los invito a leer las aventuras de un super chileno que algunos de ustedes debe recordar "Súper Cifuentes" , creado por el genial Hervi . Estos "monitos" los encontré en la fonda virtual la CPU Coja, hay buen material para picary comenzar a sentir esa cosa llamada chilenidad, que te va subiendo por las patitas como una cosquillita hasta llegarte a la lengua y enviar un impulso que te obliga a buscar un vasito de lo que sea para sentirte mejor. ¿O sera pura sed acumulada no más?
8.9.05
Caballito de plaza...
Foto de plaza. Inmortalizando la plaza de pueblo. Las niñas en el caballito y sus miradas transparentes, creyendo de verdad que de pronto el caballito podría salir galopando.
Era el tiempo en que mi aguelita parecía inmortal, en que era infalible, también invencible. Como un animal, era capaz de defenderse ante situaciones que a mí me hacían temblar, peleaba, regateaba, discutía, pero luego se daba vuelta y nos arreglaba el peinado con mano de seda.
La Ube. En esos tiempos ya era leyenda, no tuvo que morir para convertirse en un personaje mitológico.
Murió en enero y, bastante tarde, comprendí que la muerte estaba demasiado cerca. Que algún día tampoco estarán mis padres, que algún día uno comenzará a ver cómo su mundo cercano desaparece.
Pero todavía pongo en duda su desaparición. Y no puedo pensar que no está, sobre todo hoy me acordé de los juegos que hacíamos con la Jana en el patio de la modesta casita de la Ube.
Después de usar la batea para lavar, le sacaban el tapón y caía el agua por un hoyito... al caer formada una especie de hilillo, que nosotros veíamos como un canal. Hacíamos diques, puentes, poníamos pedacitos de algo flotando como barquitos sobre el agua jabonosa. También nos lavábamos el pelo en la batea de la Ube.
Ahí está todavía. Dando vueltas desde temprano, diciendo "arriba con el quaker", que significaba que había que levantarse, aunque no tuviéramos nada urgente que hacer.
Arriba con el quaker, chicas!!! y yo la odiaba por un segundo, mientras la Jana se levantaba como un resorte para obedecer a la aguelita.
Cuarenta personas comiendo en el patio para su velorio, porque ella lo había pedido: "cuando yo me muera, tienen que hacer una fiesta". (Bueno, quizás no una fiesta, pero sí una comilona, con un pulmay que será recordado).
¿Dónde estarás Ube? En Valdivia está tu cuerpo, pero agradezco poder visitarte todos los días, en mis recuerdos. Me invitas a comer unas sopaipillas grandes, tomamos un mate y me dices que por fin te puedo tutear, aguelita.
Sólo en nuestros recuerdos desde el 15 de enero del 2005
6.9.05
Esperando Los Cardos del Baragán
A propósito de los vientos que azotan la ciudad de Ancud, en este momento, por supuesto que con menor furia que los famosos huracanes que siguen el orden alfabetico... me acordé de un libro que ignoro si ha sido leído por mucha gente.
Creo que no. Quizás me equivoque. Lo encontré en una feria de libros usados hace varios años, ya no recuerdo donde y me capturó el título en su portada negra con letras y dibujos fucsia: Los Cardos del Baragán...
Y claro que luego supe por qué me había llamado la atención. Muchos años antes de este hallazgo compré en la Feria del Libro de la Estación Mapocho, una edición de "Conversaciones con Jorge Teillier", libro que por supuesto presté y claramente no me devolvieron. Asunto que todavía me tiene un poco enojada con el "amigo" aquel, sobre todo porque había hecho anotaciones y había subrayado partes importantísimas. Tenerlo nuevamente sería una forma de regresar a aquellos tiempos de lectora voraz.
Pero... estaba en la relación entre Los Cardos del Baragán y Jorge Teillier. El poeta lautarino nombraba en alguna parte del libro, sus autores preferidos en la adolescencia, nombraba a Knut Hamsun (Hambre), al poeta George Trakl y a Panait Istrati. Por supuesto que ese nombre, Panait Istrati, se me vino a la mente sólo aquel día en que estaba frente al puesto de libros usados, mirando la portada negra y fucsia de "Los Cardos del Baragán" de Panait Istrati.
El libro fue editado en 1972 en la colección Quimantú para todos. Entonces tenía doble valor, un valor que no tenía nada que ver con lo barato que costó. Me fuí a la casa muy feliz, no todos los días uno encuentra una edición de bolsillo del tiempo de la UP, con una novela conmovedora y necesaria.
Los Cardos del Baragán es una historia hubiese querido leer antes. Básicamente la historia habla de las condiciones de vida de los campesinos rumanos en la primera década del siglo XX. No suena muy alucinante, pero hay un par de niños, casi adolescentes que encuentran la mejor solución para escapar de una vida miserable y de hambre.
Planean seguir a los cardos gigantes que cada cierto tiempo, y gracias a unos descomunales vientos, se van atravesando las tierras del Baragán, sí, por ahí cerquita de Transylvania...
Antes de leer este libro me costaba imaginar la miseria en los términos que ahí se narran. Y tampoco había pensado en esta posibilidad de abandonar los problemas, de cambiar de vida siguiendo los vientos que cada cierto tiempo corren en la vida de cada uno. Y que siempre los hay.
En fin, en la red no encontré prácticamente nada de Panait Istrati, excepto el mapita que me ayudo a saber que el Baragán está cerca de Transylvania. Ah y también que Panait Istrati fue hijo de una lavandera y un contrabandista griego, que viajó por Napolés, Constantinopla, Napolés, Niza, El Cairo... y un montón de sitios más. Fue socialista, no le gustó el regimen de Stalin y lo acusaron de fascista. En fin, historia más o menos conocida... hasta que falleció de tuberculosis en un sanatorio.
No sé por qué me acordé este rato de Los Cardos del Baragán. Debe ser porque espero que pasen esos vientos por acá...pronto.
OTROS TÍTULOS DE PANAIT ISTRATI:
- CRÓNICA DE UN PERDEDOR
- CHIROLINA
- PRIMEROS PASOS (MUY BUENO)
Creo que no. Quizás me equivoque. Lo encontré en una feria de libros usados hace varios años, ya no recuerdo donde y me capturó el título en su portada negra con letras y dibujos fucsia: Los Cardos del Baragán...
Y claro que luego supe por qué me había llamado la atención. Muchos años antes de este hallazgo compré en la Feria del Libro de la Estación Mapocho, una edición de "Conversaciones con Jorge Teillier", libro que por supuesto presté y claramente no me devolvieron. Asunto que todavía me tiene un poco enojada con el "amigo" aquel, sobre todo porque había hecho anotaciones y había subrayado partes importantísimas. Tenerlo nuevamente sería una forma de regresar a aquellos tiempos de lectora voraz.
Pero... estaba en la relación entre Los Cardos del Baragán y Jorge Teillier. El poeta lautarino nombraba en alguna parte del libro, sus autores preferidos en la adolescencia, nombraba a Knut Hamsun (Hambre), al poeta George Trakl y a Panait Istrati. Por supuesto que ese nombre, Panait Istrati, se me vino a la mente sólo aquel día en que estaba frente al puesto de libros usados, mirando la portada negra y fucsia de "Los Cardos del Baragán" de Panait Istrati.
El libro fue editado en 1972 en la colección Quimantú para todos. Entonces tenía doble valor, un valor que no tenía nada que ver con lo barato que costó. Me fuí a la casa muy feliz, no todos los días uno encuentra una edición de bolsillo del tiempo de la UP, con una novela conmovedora y necesaria.
Los Cardos del Baragán es una historia hubiese querido leer antes. Básicamente la historia habla de las condiciones de vida de los campesinos rumanos en la primera década del siglo XX. No suena muy alucinante, pero hay un par de niños, casi adolescentes que encuentran la mejor solución para escapar de una vida miserable y de hambre.
Planean seguir a los cardos gigantes que cada cierto tiempo, y gracias a unos descomunales vientos, se van atravesando las tierras del Baragán, sí, por ahí cerquita de Transylvania...
Antes de leer este libro me costaba imaginar la miseria en los términos que ahí se narran. Y tampoco había pensado en esta posibilidad de abandonar los problemas, de cambiar de vida siguiendo los vientos que cada cierto tiempo corren en la vida de cada uno. Y que siempre los hay.
En fin, en la red no encontré prácticamente nada de Panait Istrati, excepto el mapita que me ayudo a saber que el Baragán está cerca de Transylvania. Ah y también que Panait Istrati fue hijo de una lavandera y un contrabandista griego, que viajó por Napolés, Constantinopla, Napolés, Niza, El Cairo... y un montón de sitios más. Fue socialista, no le gustó el regimen de Stalin y lo acusaron de fascista. En fin, historia más o menos conocida... hasta que falleció de tuberculosis en un sanatorio.
No sé por qué me acordé este rato de Los Cardos del Baragán. Debe ser porque espero que pasen esos vientos por acá...pronto.
OTROS TÍTULOS DE PANAIT ISTRATI:
- CRÓNICA DE UN PERDEDOR
- CHIROLINA
- PRIMEROS PASOS (MUY BUENO)
2.9.05
Ay, los poetas!!!
Díganmelo a mí, que he crecido rodeada de estos especímenes y en compañía más cercana de algunos de ellos. No sé por qué, a veces, uno es como un imán para estas personillas.
No pueden ser músicos, no pueden ser pintores... tienen que ser poetas. En fin, acá en LUN, mi lectura matutina, encontré un interesante artículo de Jaime Luis Huenún, poeta mapuche.
Bueno, el artículo no es tan bueno, pero por lo menos devela la realidad de los encuentros literarios de pequeños pueblos perdidos en la provincia. Y como por acá han "ocurrido" unos cuantos, concuerdo plenamente en sus observaciones, sobre todo las etílicas y las que tan graciosamente retratan a los poetas "meando en los gomeros".
El último fue en noviembre. Sólo espectadora, ví tanta cosa que creo que sólo después de un par de piscolas podré relatarlas...
En fin, los poetas...
No pueden ser músicos, no pueden ser pintores... tienen que ser poetas. En fin, acá en LUN, mi lectura matutina, encontré un interesante artículo de Jaime Luis Huenún, poeta mapuche.
Bueno, el artículo no es tan bueno, pero por lo menos devela la realidad de los encuentros literarios de pequeños pueblos perdidos en la provincia. Y como por acá han "ocurrido" unos cuantos, concuerdo plenamente en sus observaciones, sobre todo las etílicas y las que tan graciosamente retratan a los poetas "meando en los gomeros".
El último fue en noviembre. Sólo espectadora, ví tanta cosa que creo que sólo después de un par de piscolas podré relatarlas...
En fin, los poetas...
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