18.11.05

Escapar de la aldea

En Chiloé se espera el verano. En realidad se espera la primavera... porque parecemos atrapados en un mal cuento en que la lluvia siempre es el telón de fondo. Su dulce sonido, su golpeteo rítmico sobre el zinc o las tejuelas, el viento ensordecedor... la almohada sobre la cabeza.

Es curioso vivir siempre acompañados de la lluvia. Si yo hubiese vivido siempre aquí, llevaría la lluvia como un llavero, como una de esas cosas que necesitamos para poder funcionar diariamente, como los zapatos, los lápices, los chocolates.

A pesar de eso, los "nativos" siempre reclaman contra la lluvia. No salen a la calle porque está lloviendo, se suspenden actividades porque está lloviendo, y así la lluvia parece una excusa para quedarse en sus casas al lado de la estufa de leña...

Bien. Es una forma de vivir. No hay cine, es cierto, pero pareciera que nadie lo extraña. Tampoco buenas librerías, disquerías... pero parece no importar.

Y quizás realmente no importa. Ir caminando a almorzar a tu casa, conocer a la mitad de las personas que ves en la calle y que no te sacan el hombro con empujones. Bah, una tontería quizás, pero nadie está preocupado de todas esas cosas accesorias que a mi me desesperan.

Miran con curiosidad mis tallarines verdes con crema y champiñones. Se ríen porque escucho a Leo Maslíah y radioblogs y otras cosillas. No puedo abstraerme de todo lo que pasa allá en Santiago, pero acá se pasean felices de la vida, sólo preocupados de lo que le ocurre a la familia y a los vecinos...

La aldea. La curiosa sensación de que el mundo se te hace pequeño, te asfixia... y que te hace sentir desnudo, porque no puedes disfrazarte con todas las cosas, hobbies y actividades accesorias que tienes en la ciudad. Te sientes de nuevo como nuestros padres, que se entretenían con una piedra o un pedazo de madera.

Te sientes una isla dentro de esta isla.

7 comentarios:

Ricardo Torres Hormazábal "el buscarethos" dijo...

Caramba, eso parece un grito desesperado por un cambio.
Acá en esta extraña ciudad se hecha de menos eso que odias, ya que aunque estamos rodeados por millones de personas es una ciudad muy sola, muy mentirosa, llena de falsos distractores, de esos que te hacen creer que te llenan la vida, pero que sólo te llenan de deudas. Sería hermoso poder ir alternandonos, un día acá y un día allá, un día aquí y otro allá.........

Ernesto González Dávila dijo...

Uff:

A mí la lluvia tampoco me gusta, así que serñia igual que esos nativos de los que hablas, acomodado al lado de la estufa pensando en nada esperando nada, hasta que la lluvia pase y salga el sol y poder salir a respirar el día después de la lluvia, cristalino aunque con frío.

Pero como no me gusta la lluvia, prefiero la ciudad en la que nací, la que en ciertos días del invierno siempre se inunda y se pone de una porquería que nadie la aguanta.

No podría estar todo un año en la isla de Chiloé, no podría estar seis meses, ni un mes. Lo confieso. Admiro a quienes pueden vivir contra todo pronóstico...

En fin, un saludo desde Santiago, cada vez más acelerado por llenar de pascua las tiendas... Qué mundo.

Ernesto

Chilote dijo...

Hola leí tu post, sólo para decirte que a veces las cosas que uno mas extraña son las que ya no se tienen. Hoy extrañas una ciudad grande, porque estas en una chica, mañana puedes extrañar Chiloé porque podrías estar en Santiago. La vida nunca es justa. Pero hay que disfrutar lo que se tiene.

Un saludo desde el vecino Castro

pécocq dijo...

Bien, en realidad como esto no es un diario de vida, a veces sólo refleja un momento de la existencia y no un sentimiento constante.
Aunque hoy sigue lloviendo y no puedo negar que extraño ese sol cálido, pero sé también la satisfacción que me produce tener el mar frente a mi ventana y el verde envolviéndome...

Don Robinson (soy una chica respetuosa)tanto tiempo... acertada su definición del ser sureño. Mi problema es no ser de aquí ni ser de allá... saludos, un gusto encontrarlo!!!!

Anónimo dijo...

ok. gracias.
te leeré...luego...comento.
chau.

Anónimo dijo...

oiga, yo tenía la impresión de que la lluvia no los paraba. de hecho siempre pensé que al llegar acá (al norte) se reían de que caía un poco de agua y todos sacaban paraguas al tiro...
un gusto conocer y leer letras de la isla.
saludos.

pécocq dijo...

Augusta:
Me parece divertido tu comentario. Creo que en todas partes se aprende, no sólo en Chiloé.
También creo que no podemos emitir juicios de valor respecto a las personas, o quizás sí, pero decir que no valoro la simpleza...
Jajajajajaja... me dio risa...
en fin, entiendo tu postura, pero insisto, creo que no podemos idealizar ninguna tierra, ninguna raza, ningún pueblo, todos tienen sus pequeñas miserias y no tener acceso al consumo cultural también les molesta a los chilotes, fíjate...
en fin, saludos desde la tierra de tus padres....